Ha habido un crecimiento significativo en el número de personas representándose a sí mismas en procedimientos de derecho familiar, no solo en los aspectos más sencillos de la ley, sino también en casos de custodia impugnados y en casos de equiparación de activos familiares, sobre todo si se trata de empresas y pensiones.
Los clientes que se representan a sí mismos creen constantemente que un juez los ayudará con su caso, pero nada más alejado de la realidad. Aunque los jueces intentan asegurarse de que los litigantes representados de esta forma estén al tanto de las reglas y la ley, el juez no puede ayudarlos con su caso porque es una exigencia que el litigante tenga una parte neutral, y no puede verse mas bien como una ayuda a alguna de las partes.
Uno de los motivos por los que existe este tipo de representación es el costo del litigio. Un litigio largo suele suceder porque una de las partes no puede identificar los problemas esenciales del caso para hacer concesiones razonables.
Cabe destacar que el sistema canadiense actual fomenta la resolución temprana. Los juicios ocurren en menos del 10% de los casos llevados a los tribunales, pero los juicios son generalmente complejos, requieren mucho tiempo, son costosos y pocas veces satisfacen a ambas partes.
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