Por Vilma Filici
Foto: RTVE.es
En los últimos días Canadá y el mundo entero han estado muy atentos al drama de la joven Rahaf Mohammed Al Qunun, quien la semana pasada huyó de su natal Arabia Saudita con supuesto destino a Kuwait, pero que cambió hacia Tailandia donde fue detenida en el aeropuerto de Bangkok por la policía migratoria que le negó la entrada al país y le confiscó su pasaporte.
Ante esta situación, la jovencita se encerró bajo llave y colocó obstáculos en la entrada de la habitación del hotel donde la habían confinado, negándose a tomar un avión de regreso a Arabia Saudita, de donde dijo estaba huyendo por los abusos familiares que recibía.
Encerrada en la habitación del hotel, la joven lanzó una intensa campaña a través de su cuenta de Twitter que atrajo la atención mundial a su caso. La noticia se viralizó y le generó un enorme apoyo público y diplomático que obligó a las autoridades tailandesas a que, bajo la protección de oficiales del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la admitieran temporalmente en el país.
Luego, las autoridades tailandesas facilitaron que la joven viajara hacia Toronto con el estatus de refugiada que le fue otorgado de forma expresa por el gobierno canadiense.
En realidad, lo que ha sucedido con esta jovencita no ha sido un procedimiento extraordinario de Inmigración sino más bien se utilizó un procedimiento regular que se usa muy pocas veces, pero que es parte del programa de reasentamiento que tiene Canadá. Un ejemplo del uso de este programa son los refugiados sirios que fueron seleccionados por Canadá y que fueron traídos ya con la residencia permanente.
La diferencia con esta joven es el tiempo, la rapidez con que se hizo el proceso y el hecho de que haya venido sin la residencia permanente, pero su caso está dentro de la ley de inmigración que permite la selección de refugiados y traerlos a Canadá ya con ese estatus.
De hecho, hay dos secciones de ley para estos casos:
- una es para personas vulnerables
- la otra es para mujeres en riesgo de ser abusadas y/o asesinadas.
A estas personas se les puede traer de manera rápida con un permiso especial que es un permiso de residencia temporal, y una vez que están aquí se les tramita el proceso de residencia permanente.
Una cosa que debemos tener en cuenta es que cuando el gobierno canadiense decidió darle el estatus de refugiada a esta joven, no fue una iniciativa tomada por el propio gobierno, sino que fue en realidad a solicitud de ACNUR. Y cuando ACNUR hizo la solicitud seguramente ya había entrevistado a la joven, había verificado la información y había concluido que efectivamente la jovencita estaba en riesgo y, como ella misma lo ha dicho en declaraciones a la prensa, en peligro de que si la regresaban a Arabia Saudita la podían asesinar por haber desobedecido a la familia y haberse escapado y creado toda esta situación.
Entonces fue el ACNUR quien determinó que Rahaf Mohammed Al Qunun era una mujer que corría riesgo de ser asesinada y le pidió al gobierno canadiense que le diera el estatus de protección.
Lo que resulta interesante es qué no fue el Ministro de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía, Ahmed Hussen, quien recibió a la joven en el aeropuerto, sino que lo hizo la Ministra de Relaciones Exteriores, Chrystia Freeland. Y es interesante porque la Ministra ha tenido ya una serie de problemas con Arabia Saudita.
Arabia Saudita y Canadá
Hay que recordar que, en agosto pasado, entre otras acciones Arabia Saudita expulsó al embajador de Canadá en el reino y retiró a su propio embajador después de que el ministerio de Relaciones Exteriores de Canadá tuiteara su apoyo a varias defensoras de los derechos de la mujer que fueron arrestadas en el país árabe.
En esta lógica, ya hay una mala relación entre los dos gobiernos, por lo que creo que el gobierno canadiense está aprovechando el momento para enviarle un mensaje bien claro al gobierno de Arabia Saudita, de que Canadá no va a tolerar el abuso a las mujeres y que, tal como lo dijo la Ministra en declaraciones a la prensa, si puede salvar a una mujer lo va a hacer.
Lo interesante de este caso es que dejó al descubierto un sistema de protección a refugiados que ya existe, y que se puede utilizar. El problema está en que la ley requiere que la persona se encuentre fuera del país en el cual corre riesgo o está siendo perseguida para poder ser utilizado.
Mientras la persona se encuentre dentro del país donde la persecución está sucediendo, Canadá no puede ayudarla, pero si la persona se encuentra fuera del país, como fue el caso de esta joven, ahí sí puede intervenir ACNUR y el interesado puede hacer una petición al gobierno canadiense para que le permitan venir bajo el programa de reasentamiento y razones humanitarias.
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