"Yo soy Captain Latin America"

El niño quedó contento porque conoció a un nuevo súper héroe
Por Manuel A. Oliva
Toronto · Publicado el: 31 octubre, 2019

Foto: creativeart

Se me acercó con curiosidad con un rostro de recién levantado, pero alegre. Eran aproximadamente las 6:15 de la mañana y yo esperaba el siguiente tren con dirección al sur. Él era el único con energías que resaltaba dentro de un grupo de cuerpos casi caídos tratando de despertar con un café mañanero. El niño se me acercó disimuladamente y al darme cuenta de esto, escondió su curiosidad detrás de un antifaz que al mismo tiempo hacía juego con su disfraz de superhéroe.

De todos fui yo el transeúnte que más le llamó la atención. Tal vez, él quería saber qué significaban esos matices abstractos en mi atuendo; que en realidad eran más ensucias causadas por el trabajo. Al ver que no alejaba su vista de mi persona o tal vez de mi atuendo, decidí hacer contacto con su mirada, y en voz baja en un inglés con acento marcado, le dije: “gracias por acompañarme, ahora sí me siento protegido”. Me sonrió, y acercándose un poco más, me apuntó con su espada plateada y empezó a dibujar con ella garabatos en el aire.

Se alejó y volvió a acercarse. Esta vez con una inocente seriedad y apuntándome otra vez con su espada, me preguntó en un rápido inglés: “¿cuáles son tus súper poderes?”. Me quedé perplejo y no supe qué contestarle; no comprendía a qué se refería. Después de unos segundos me di cuenta de cómo observaba mi ropa y de su intento por descifrar las formas y los colores accidentalmente estampados en ella. Fue así que entendí que mi atuendo de pintor de brocha gorda, con manchas de polvo, mezclas, pinturas, y de cafés matutinos, había sido confundido con un disfraz de algún superhéroe de su imaginación.

Sonreí a su inocente pregunta y traté de responderle serio y prudente, pero no pude. Mi mente traviesa solo pudo producir una respuesta que más que aclarar iba a confundir: “¿mis súper poderes? yo soy tan rápido como Flash y Superman,  puedo lijar, tapar huecos y pintar paredes a la velocidad de la luz,” le respondí. “¿Quién eres?”, volvió a preguntarme. Lo miré fijamente a los ojos y aguantando soltar una carcajada, le contesté: “yo soy Captain Latin America”.

Sus ojos se agrandaron tanto o más que mis ganas de reír. Volteó a buscar a su madre, la vio y corrió hacia ella gritando: “¡mamá, él es Captain Latin America!”. La señora de cabellos dorados volteó a verme y cuando chocamos miradas, ambos sonreímos cómplices de la broma. Segundos después, el tren con dirección al centro de la ciudad arribó y tuve que continuar mi viaje. Noté que el niño se quedó triste por mi partida; pero al mismo tiempo, contento porque conoció a su nuevo superhéroe.

Probablemente esta noche veas a alguien con el mismo atuendo, tal vez sea yo o algún otro padre de familia que no se olvidó el disfraz, simplemente prefirió ser Captain Latin America.  

Happy Halloween!

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