Pensamientos en el Día de la Madre

Un conmovedor artículo en homenaje al ser más valioso de nuestras vidas en su día especial.
Toronto · Publicado el: 7 mayo, 2012

Hemos llegado una vez más a ese día tan hermoso del año donde ponemos todos nuestros pensamientos, atenciones y recuerdos al ser más sublime que creó y puso Dios sobre la tierra: Nuestra madre.

Algunos, con la inmensa alegría de tenerla a nuestro lado, mimándola, acariciando su blanca cabellera, colmándola de besos como si fuera el último día de nuestra vida.
El resto de nosotros, recordándola y venerando su memoria a cada instante, sintiéndola siempre viva en nuestras memorias, en nuestros corazones reposando nuestra cabeza sobre su pecho en cada uno de nuestros sueños, viendo su rostro vivo cada noche al sumergirnos en la profunda oscuridad del sueño.
A todas nuestras madres, en vida o en memoria, que sepan que nuestro amor es tan grande hacia ellas, que hemos llegado a la edad madura de apreciar realmente lo que ellas siempre significaron en nuestras vidas.
Para todas ellas:

Te amo madre mía, le doy gracias a dios por haberte creado tan bella, tan noble, tan sencilla y sincera. Tan cariñosa y tan mía. Feliz día madrecita linda.
Te amo y te amare siempre por el resto de mi existencia y más allá de ella.
Feliz día mama.

Un saludo muy especial a todas nuestras hermosas madres, que también estarán celebrando con sus esposos e hijos este día tan especial. A todas ellas que Dios las bendiga y las ilumine siempre, que les regale muchos años de vida para que los disfruten al lado de sus hijos.

Para todos nosotros, comparto este poema que encontré en el internet y me trajo tantos recuerdos de mi querida viejita.

A MI MADRE

¡Oh, cuan lejos están aquellos días
en que cantando alegre y placentera,
jugando con mi negra cabellera,
en tu blando regazo me dormías!
¡Con que grato embeleso recogías
la balbuciente frase pasajera
que, por ser de mis labios la primera
con maternal orgullo repetías!
Hoy que de la vejez en el quebranto,
mi barba se desata en blanco armiño,
y contemplo la vida sin encanto,
al recordar tu celestial cariño,
de mis cansados ojos brota el llanto,
porque, pensando en tí, me siento niño
Un golpe dí con temblorosa mano
sobre su tumba venerada y triste;
y nadie respondió... Llamé en vano
porque ¡la madre de mi amor no existe!
Volví a llamar, y del imperio frío
se alzó una voz que dijo: ¡Si existe!
Las madres, nunca mueren... Hijo mío
desde la tumba te vigilo triste...
¡Las madres, nunca mueren!
Si dejan la envoltura terrenal,
suben a Díos, en espiral de nubes...
¡La madre, es inmortal!

Autor: Vicente Riva Palacio
 

Publicado: 07 de mayo, 2012
Texto: Victor Rodriguez 

 

COMENTARIOS

ÚLTIMAS NOTICIAS

X
¿Qué estás buscando?