Como cada diciembre, la señora Martha Yllescas Altamirano se dispuso tomar un vuelo desde Managua, capital de Nicaragua, hasta Toronto para visitar a su hija Alexandra Cabezas Illescas. Con un boleto de retorno para el pasado 23 de marzo de 2020, la señora Martha responsablemente compró el seguro que la aerolínea le ofrecía. Por la mente de nadie pasó que para esas fechas el mundo sería un caos gracias a un organismo microscópico llamado coronavirus.
Desafortunadamente, el 18 de marzo de 2020, la señora Martha sufrió un colapso que la obligó a ser llevada a un centro de salud para ser atendida. Luego de análisis, los médicos encargados de sus atenciones detectaron en su cerebro un tumor de gran tamaño, el cual habría ocasionado el percance. La recomendación de los doctores fue la extracción del agente maligno pero con el pasar de los días el vuelo de regreso, así como muchos otros, fueron cancelados y con ellos, las coberturas de los seguros.
Infructuosamente su familia intentó conseguir una extensión de la cobertura o la activación de otro seguro. Mientras, por las medidas tomadas ante el COVID-19, todas las intervenciones quirúrgicas que no fuesen de emergencia fueron aplazadas; la de la señora Martha entre ellas. El 26 de marzo fue dada de alta del centro médico y con ella se llevó una gran cuenta que ahora deben pagar. Además, la cirugía no se le ha realizado.