Hay momentos en que como inmigrantes deseamos volver a nuestra tierra, capturar sus olores, caminar sus calles y vivir de nuevo las reuniones con familiares y amigos que en ese entonces eran pan de cada día. Para Martin Oren, dueño y chef del Restaurante Mochica Toronto, los fines de semana significaban familia, playa y arroz con mariscos. Una combinación de recuerdos, sabores y olores que lo llevan a Trujillo, su ciudad natal al noroeste del Perú.
Esa memoria es capturada hoy en día de la mejor manera, preparando una paella peruana, un plato que nació de la paella española y cuyo olor transporta a quien lo pruebe, al océano pacífico, en un día soleado con familia y amigos. Esta sensación de hogar, es fríamente calculada por los chefs del restaurante Mochica Toronto.
El restaurante se inauguró en diciembre 2016, cuando el chef Martín Oren decidió hacerle caso a su clientela de Montreal que siempre le sugería abrir su restaurante en la capital de Ontario. Y así fue, con 12 años de experiencia en Montreal, Mochica Toronto abrió sus puertas.
Mochica Montreal surgió como una idea de su madre, quien pidió abrieran un restaurante que estuviera a la altura de los competidores franceses y portugueses situados en la ciudad metropolita. Para ello, Martín Oren, abogado, regresó a Lima, Perú por un año a estudiar en la escuela francesa Le Cordon Bleu. Su madre, una mujer de 80 años, es la “la supervisora del buen gusto” quien se asegura que los platos estén en su punto, antes de ser servidos a los clientes.
Además de los deliciosos platos peruanos como “el sudado: un plato hecho de pescado al vapor, yuca y cebollas verdes, muy recomendado en el invierno por su temperatura caliente, el ají de gallina: pollo deshilachado en salsa cremosa de ají amarillo, y el pato: servido con un tipo de risotto peruano”, se puede encontrar una selección de vinos y alcoholes del Perú, incluyendo al pisco sour. Y para aquellos que no sabían, el Perú es el primer país de América en producir alcohol a partir de uvas, explicó Martín. “Cuando los españoles llegaron y conquistaron el Perú trajeron con ellos la uva para hacer su vino, entonces en Perú se empezó a hacer alcohol a partir de la uva”, continuó.
El nombre del restaurante le hace tributo a la cultura Mochica, establecida al noroeste del Perú entre los años 100 y 800 D.C. cuando fueron conquistados por los Incas. Trujillo era en ese entonces la cuna de los Mochica, razón por la cual “como un honor, como una retribución a la tierra, a las raíces” Martín nombró a su restaurante Mochica Montreal y Mochica Toronto. Además, en Trujillo existe también el restaurante familiar Mochica, frente al mar.
El restaurante, ubicado en 614 College St., tiene un ambiente encantador; al abrir la puerta, y a mano derecha se encuentra el bar, cuya pared del frente está adornada con la cara de un Mochica “sonriente, borracho, que ha tomado mucha chicha”, dijo Martín.
La cara se reproduce en varios colores, basándose un poco en el estilo impuesto por Andy Warhol. Tras pasar el bar, se encuentran las mesas de madera en medio de dos paredes una roja y una amarilla, representando los colores Mochica. De lado derecho, la pared está adornada con réplicas de artesanías originalmente en oro que representan la riqueza histórica de la cultura Mochica.
“Los antiguos peruanos se han vestido y han comido en vasos y copas de oro”, explicó Martín. De lado izquierdo, se encuentran cuadros que le hacen tributo a las ruinas de barro y arqueología del Perú, “que hoy en día aún se pueden visitar”, aclaró Martín.
El restaurante se separa de la cocina por medio de un refrigerador/mostrador, donde se conservan los ingredientes de las apetitosas entradas. Durante mi visita al restaurante tuve la fortuna de probar el ceviche clásico de pescado, disfrutando una mezcla de texturas entre el pescado sumergido en leche de tigre, el camote y el choclo y un encuentro de sabores, de lo ácido, a lo salado a lo picante, que me deleitó e incitó a probar más. La segunda entrada fue el tiradito de pejerrey, hermosamente bañado en leche de tigre y ají amarillo y decorado con camote, choclo, tiras de ají limo, cancha tostada y algas yuyo.
A parte del arduo trabajo que los chefs entregan a la preparación de los platos con sabor a Perú, estos están sumamente entregados a la decoración moderna y exquisita que da pesar destruir al degustarlo. Alexander Ore, chef del restaurante, dijo que una de las cosas que más disfruta de la decoración, es la libertad que tiene para crear y fusionar decoración moderna con el estilo francés impuesto por Martín. Para Alexander, la combinación resulta “simpática” y logra “fascinar a los clientes”.
Las personas que quieran deleitarse por primera vez con la gastronomía peruana no deben irse del restaurante sin probar “el ceviche clásico como plato frío y el seco de cordero” dijo Alexander. “Si no les gusta el cordero, pueden probar el plato bandera que puede ser alpaca Burger, para la gente joven o alpaca chops, para aquellos que quieren tomarse el tiempo de saborear una carne exótica” aconsejó.
Y como todo lo bueno debe compartirse, llegó la hora de degustar el plato principal, la famosa paella peruana que además de transportarnos al océano pacífico, nos dejó una sensación de satisfacción. Una de mis grandes amigas, chileno-canadiense me escribió un mensaje horas después de haber comido. El mensaje decía: “Thank you for the delicious meal, oh man, was it ever tasty”.
Este sábado Mochica Toronto ofrecerá el festival de tamalitos y las dos siguientes semanas ofrecerá el festival de los picarones, un postre peruano, para así ofrecerle a Toronto un poco del bellísimo país sudamericano.
Acérquense entre las 5:00 pm y la 7:00 pm entre miércoles y domingo para disfrutar de dos piscos sour por el precio de uno. Para más información, visiten la página: www.restaurantmochica.com
