Invierno en Vermont

Toronto · Publicado el: 23 febrero, 2012

Vermont- al noreste de Estados Unidos- ha sido por años uno de los destinos favoritos de los canadienses amantes del esquí. Aunque colinda con la provincia de Quebec, su acento es marcadamente inglés, sus paisajes son más montañosos y pintorescos, cuenta con una amplia variedad de centros de esquí para elegir (distantes a pocos kilómetros el uno del otro), y ofrece un mejor après-ski en sus pueblos y villas autóctonas.

Gracias a la nueva ruta invernal de Porter Airlines, llegar a Vermont es más rápido aún, especialmente para los residentes de Toronto. En poco más de una hora, puedes estar esquiando al otro lado de la frontera, haciendo snowshoeing o paseando en moto de nieve por los senderos y colinas nevadas de los mejores resorts de esquí del mundo. Aquí te contamos cómo.

 

Los encantos de Vermont 

Vermont (del francés Vert-Mont o Monte Verde) se ubica en la zona conocida como Nueva Inglaterra. Refinado pero relajado a la vez, Vermont mezcla la elegancia de sus ciudades con sus villas pintorescas del siglo 19- con su típica iglesia blanca- sus paisajes de ensueño- eternos bosques, granjas y puentes cubiertos- que transportan a esos paisajes europeos de cuento, de donde provinieron sus primeros habitantes. Junto a sus paisajes campestres, Vermont es famoso por sus productos artesanales – quesos, lácteos, chocolates, jarabe de maple, cervezas, entre otros- provenientes mayoritariamente de sus granjas.

Hasta abril, Porter ofrece dos vuelos semanales (jueves y domingos) desde Toronto y conexiones (Montreal, Ottawa, Sault Ste. Marie, Sudbury, Timmons y Windsor) a Burlington, la ciudad más grande de Vermont y donde comenzarás tu aventura. Uno de los principales atractivos de Burlington es Church Street Market Place, un elegante boulevard de ladrillos, adoquines y edificios restaurados que se extiende a lo largo de la calle Church y donde encontrarás desde estilosas boutiques a tiendas vintage, deportivas (ideal si necesitas vestimenta para esquiar), galerías de arte, restaurantes, tabernas y cafés con acento europeo. Para un gustito local, The Farmhouse Tap&Grill ofrece excelentes cervezas locales, además de hamburguesas, quesos de la zona y a una fina selección de charcutería local. Frente al City Hall Park, American Flatbread recibe al turista con las mejores pizzas locales cocinadas en un antiguo horno a leña.

Otro de los encantos de Burlington es su borde costero a orillas del Lago Champlain. (LocalMotion arrienda bicicletas para recorrerlo). Durante tu visita, haz una parada en Skinny Pancake para disfrutar de unos crêpes y escuchar música en vivo por las tardes.


Resorts de lujo

Después de Colorado y California, Vermont es el destino más popular entre los amantes del esquí y del snowboard de este país. Desde Burlington, podrás acceder a los mejores centros de esquíes del centro y norte de Vermont, a los cuales puedes llegar en auto o bien en transporte privado desde el aeropuerto. Junto con entregarte la mejor experiencia invernal, Ski Vermont además trabaja muy de la mano con granjeros y productores de la zona, por lo que, además de esquiar, tendrás el privilegio de disfrutar de la mejor cocina local (sobresalen los quesos, las carnes, los mariscos, las sopas y cremas y todo lo envuelto en jarabe de arce).

Vermont cuenta con resorts de esquí para todo tipo de esquiadores ( y bolsillos) cada uno además con su propio estilo y carácter. En un solo viaje, puedes visitar más de una estación y relajarte posteriormente en los pubs y restaurantes de sus villas y pueblos colindantes. Algunos de los resorts que visitamos fueron:

Stowe Mountain Resort: La “capital del esquí del Este” se ubica a unos 60 kilómetros de Burlington, al norte del Monte Mansfield y Spruce Peak. Se la conoce también como la “Aspen de Oriente” y es el que ofrece la mejor caída vertical de la zona (2,360 pies). Cuenta con 116 pistas accesibles mediante 13 remontes (sillas, andariveles y modernas góndolas para ocho personas), además de una amplia red de caminos de esquí de fondo y zonas para snoeshoeing y patinaje sobre hielo.

Stowe Mountain Resort es sin duda el mejor lugar para un esquí desafiante y para el après-ski. A pesar de ser el destino top de Vermont, la circulación aquí es bien expedita gracias a sus tarjetas de radiofrecuencia que reemplazan a los clásicos tickets de andariveles y que además se pueden cargar online. El precio del remonte por adulto por el día va desde los 69 dólares (varía según el día y la temporada).

Un día de esquí en Stowe no es lo mismo sin una parada en Cliff House, un restaurante estilo chalet ubicado en lo alto del Monte Mansfield, con una espectacular vista panorámica (puedes subir en góndola y bajar esquiando). La cocina de su chef Matthew Reeve es regional americana pero con un toque local, para lo cual privilegia los ingredientes más frescos de la temporada. Entra en calor con una de las tantas sopas que aquí se ofrecen- de almeja (el famoso clam chowder de Nueva Inglaterra), de calabaza al curry con crema de arce y manzana, o de tomates con crutones de hierbas- o disfruta de una deliciosa entrada a base de choritos de Prince Edward Island con tocino y tomillo, o de unos vegetales y pan pita untados en salsa de alcachofa horneada con crema y queso cheddar Grafton (de la villa del mismo nombre). Uno de los platos populares entre los esquiadores es la Hamburguesa Cliff House, de carne molida orgánica de Vermont, queso cheddar Grafton, tocino, cebolla caramelizada y champiñones salteados, servida en una focaccia crujiente. Excelente para recomponerse y seguir esquiando.

Gran parte de quienes visitan Stowe - entre ellos el mismísimo John Travolta - pasan la noche en su lujoso lodge, muy conveniente en ubicación - se encuentra en la base de Spruce Peak – pero no tanto en sus precios (es más exclusivo). Se trata de un inmueble prácticamente nuevo, de piedra natural, madera fina y detalles metálicos, que cuenta además con un spa con piscina temperada al aire libre, jacuzzis, un área de relajación y salas para masajes donde revitalizarte (si no alojas en el hotel, puedes comprar un pase diario de 40 dólares). Entre sus restaurantes, destaca Solstice –de mantel, pero de ambiente relajado- cuyo chef trabaja de la mano con granjeros y fabricantes de quesos locales. Aquí podrás probar delicias locales y platos típicos, como surtido de quesos y charcutería de la zona, langosta con macarrones con queso (lobster mac&cheese), sopa de calabaza, paté de pato, ostiones glaseadas en jarabe de arce, salmón, filete miñón, entre otras exquisiteces.

Sugarbush Resort: Situado a 73 kilómetros de Burlington, en Mad River Valley, es el único resort del Este que cuenta con cat skiing para los que quieren ser los primeros en esquiar en nieve virgen (apto solo para esquiadores avanzados, 75 dólares por persona). En el cat skiing, doce esquiadores son transportados a la cima de las montañas en una cabina completamente cerrada equipada con televisor pantalla plana y cómodos asientos, dos horas antes de que comiencen a funcionar los andariveles.

Sugarbush cuenta con 578 hectáreas aptas para esquí, 111 senderos, 16 remontes, 3 parques y 20 senderos con bosques. Junto con esquiar en una de sus dos montañas (Lincoln Peak o Mt. Ellen), también puedes hacer snowshoeing, yoga y gimnasia en el Health and Racket Club o tomar un masaje relajante en Clay Brook. Durante nuestra visita, tuvimos el placer de bajar por las pistas junto a la leyenda del esquí John Egan, con el que, si te gusta la adrenalina, puedes esquiar entre los árboles, saltar acantilados o tirarte por senderos rurales (disciplina conocida como backcountry ski). Igualmente, si no eres experto o no sabes esquiar, puedes tomar un paquete de clases de tres días (255 dólares) que incluye el uso de los remontes y arriendo de equipos. Al termino, el resort te premiará con un pase gratuito para el resto de la temporada (para que sigas progresando).

En línea con su compromiso con el crecimiento sustentable, Sugarbush ha ido construyendo lentamente una villa en la base de Lincoln Peak que se fusiona con la comunidad rural de la que es parte. Es así como sus inmuebles siguen el tradicional estilo vernáculo de Vermont y se encuentran adornados con los trabajos de artistas y fotógrafos locales.

En Sugarbush, Clay Brook Hotel&Spa es un excelente lugar donde alojar, con sus acogedores studios y suites de hasta cinco piezas (ideal para familias o grupos) donde te sentirás como en casa. Lo bueno de este hotel, además de ser muy acogedor, es que cuenta con rápido acceso a las pistas y servicio de valet esquí (puedes bajar literalmente en calcetines). Tiene además una piscina temperada exterior y sala de ejercicios, además de su restaurante Timbers que encanta a primera vista con su forma de granero redondo y techos abovedados. Ofrece desayuno (destacan las tostadas francesas y el sándwich de huevo frito con cheddar de Vermont, prosciutto crocante, tomate, espinaca y pimienta hecha en casa, servido en una tostada portuguesa y acompañado de papas fritas), almuerzo y cena y un atractivo bar y chimenea para el après ski.

Smugglers Notch: Distante 73 kilómetros de Burlington, es el resort familiar por excelencia. Ofrece diversos condominios donde alojar con rápido acceso a las pistas – equipados con cocina, sala de estar, televisión, chimenea e internet- conectados a su villa principal y pistas de esquí por buses de acercamiento. Cuenta con 78 senderos para esquí, entre ellos el único de categoría triple negro diamante del Este ( Black Hold en Firefall Woods) , un sendero de caídas pronunciadas y acantilados que cruza bosques nevados.

En Smugglers, los adultos vuelven a ser niños deslizándose en flotadores (tubing) o colchonetas inflables (airbording) por las colinas nevadas, divirtiéndose en su Fun Zone – con su sala de juegos, canchas de mini golf, mesas de ping pong y toboganes inflables- chapoteando en su parque acuático, patinando sobre hielo o practicando canoping, una actividad que mezcla tiroleza, cruce por puentes colgantes y rapel por arroyos y bosques de legendarios abetos, arces y abedules. El resort también ofrece 34 kilómetros de senderos cross country para deportistas de todo nivel y 24 para snowshoeing. Y los más pequeños cuentan con su propio parque de snowboard, cuyo punto central es una casa en un árbol, esto es una plataforma en altura con rampas por las cuales se pueden deslizar y una silla que se balancea para que aprendan a subir y a bajar de los remontes.

El resort ofrece clases de esquí en grupos y personales para todas las edades y niveles. Para ver el progreso de los niños, se les entrega un GPS que permite rastrear su distancia y velocidad. Para quienes deseen alojar, cuenta con variados paquetes de invierno que incluyen la estadía en sus condominios, tickets para el remonte y acceso a todas sus instalaciones (van desde los 89 dólares por joven y 119 por adulto, de 2 a 4 noches). Algunos de estos paquetes incluyen el uso complementario de la guardería infantil para niños entre 6 semanas y 3 años, ideal para esas mamás que quieran esquiar tranquilas.

Durante nuestro paso por Smugglers, también disfrutamos de actividades para adultos como un paseo en moto de nieve (snowmobile) en la noche, mientras se lanzaban fuegos artificiales por la villa (para esta actividad, hay que abrigarse bien), de una estupenda cena junto a una chimenea en Heart & Candle–cuyo menú incluye mariscos frescos, cordero, filete miñón, pechuga de pollo rellena, pavo asado y postres caseros, junto a una selecta carta de vinos – y un après-ski en BootLegger’s Lounge, famoso por sus noches de karaoke.

Jay Peak Resort: Si eres “cool” y medio “chico malo”, entonces Jay Peak es para ti. Distante 129 kilómetros de Burlington, Jay – como es más conocido- es el resort preferido por los jóvenes. Cuenta con 385 hectáreas para esquí, ocho remontes –entre ellos el único teleférico de Vermont- y cuatro parques todo terreno para todos los niveles. Es bien conocido por sus claros y saltos extremos, pero cuenta también con zonas para aprendizaje.

Últimamente Jay ha estado colmado de turistas gracias a la reciente apertura de su parque acuático interior a 30 grados de temperatura- Pump House Waterpark- que atrae no solo a niños – cuenta con toboganes (uno con un loop) un muro de escalada, zonas de juego, ríos en los que se pueden deslizar en flotadores, entre otros- sino a los adultos – que prefieren surfear en el simulador de olas o relajarse en su jacuzzi de agua caliente al lado del bar. Aunque es entretenido e ideal para un día demasiado frío, tiende a colapsarse (35 dólares los adultos, 25 los niños).

A la hora de almuerzo, recomendamos hacer una parada en Alice’s Table, en el Tram Hause Lodge, que cuenta con una amplia vista a la montaña y a las pistas de esquí. Entra en calor con un rico chili vegetariano, una sopa o una deliciosa poutine para luego seguir esquiando. Tower Bar, en tanto, es el lugar predilecto para cervezas y cócteles como Margarita, Martinis y el Jayhattan (hecho con tocino, jarabe de arce y amargo de angostura). Si prefieres el calor, en The Drink - en The Pump House, con vista al parque acuático- puedes disfrutar de un ambiente ultra caribeño mientras ves a los esquiadores deslizarse por las pistas y la nieve caer.

Jay cuenta con un nuevo hotel con 176 suites y piezas, restaurantes, tiendas y cafeterías, además del Tram Haus Lodge, con lujosas piezas de madera, equipadas con chimenea, televisor y cocina, que miran a la montaña – y casas y condominios en las laderas, en la villa o a orillas del camino. Para todos los gustos y bolsillos.

 

Otros imperdibles

Junto con sus centros de esquí, Vermont es famoso por sus villas pintorescas y sus paisajes europeos. Algunos de los caminos que conducen a estas villas están cortados o desviados y en algunos aún se pueden ver restos de casas y edificaciones que fueron destruidos por el huracán Irene que agitó a esta localidad él año pasado y que trajo consigo las peores inundaciones desde 1927.

Una de estos es Stowe, un pueblo de 200 años con el Monte Mansfield a sus espaldas. A pesar del boom turístico, Stowe ha sabido conservar su encanto clásico: sus inmuebles del siglo 19 hoy sirven como galerías de arte, joyerías y refinadas boutiques, mientras en sus graneros se alojan excelentes restaurantes y bistros donde puedes partir tu día con un desayuno de campeones o cenar como rey tras una agotadora jornada. Muchas de sus casas rurales son hoy refinados inns, los cuales ofrecen la perfecta mezcla de confort y elegancia clásica. Para el après-ski, nada mejor que pasar la tarde en una de sus micro cervecerías.

Otra villa de cuento es Waitsfield, que sirvió en el siglo 19 como centro comercial para las comunidades rurales granjeras de Mad River Valley. El pueblo encanta con su arquitectura del siglo 19, su iglesia blanca, su biblioteca de estilo neoclásico y el Great Eddy Bridge, el puente cubierto de madera más antiguo de Vermont. Date un tiempo para recorrer sus tiendas de antigüedades, galerías de arte y almorzar en uno de sus restaurantes o encantadores inn. En tu paso por Waitsfield, tampoco puedes dejar de visitar All Things Bright and Beautiful, una tienda donde es Navidad todo el año (hasta tienen una película clásica de Navidad rodando todo el día).

En Vermont, no verás ni Starbucks, ni Mac Donald’s ni ninguna gran cadena americana (de hecho, hasta 1996, era el único estado sin un Wall Mart). Para el café, se prefiere lo local, en especial el de Green Mountain Coffee, que nació en 1981 como una pequeña cafetería y hoy es reconocido como un líder en la industria del café por la calidad de sus productos y sus prácticas de responsabilidad social empresarial. En cuanto a cervezas, la artesanal Long Trail es considerada la cerveza oficial del après-ski en Vermont.

Otra de las marcas famosas de Vermont es Ben and Jerry’s (en Waterbury) la famosa fábrica de helados de los amigos de infancia Ben Cohen y Jerry Greenfield, quienes partieron en el negocio siguiendo un curso de heladería por correspondencia por sólo 5 dólares. El tour comienza con un video sobre la historia de sus creadores seguida por una vista en altura a sus instalaciones y una degustación del sabor del día. En su tienda podrás comprar algunos souvenirs al igual que más helados servidos en barquillos o en conos. Recomendamos probar uno de sus Frozen Greek Yoghurts, la nueva línea de helados recientemente lanzada y, se supone, más saludable a los helados tradicionales por ser baja en grasas.

En la misma línea dulce, no puedes dejar de probar los chocolates artesanales de Lake Champlain Chocolates, probablemente uno de los mejores chocolates de Estados Unidos según el New York Times. Puedes visitar su fábrica en Burlington y degustar trufas, chocolates con caramelo y nueces, fruta untada en chocolate, helados, chocolate caliente, todo fresco y preparado frente a tus ojos.

Imposible visitar Vermont y no ver cómo se elaboran uno de los mejores cheddars del mundo. Para ello, suma a tu itinerario una pasada por Cabot Creamery, donde probarás su gran variedad de reconocidos quesos y productos locales, incluyendo el mejor cheddar del mundo.

Ya lo sabes, Vermont puede ser tu próximo destino para March Break o para lo que queda del invierno. Porter además ofrece paquetes especiales de esquí y buses de acercamiento a estos cuatro resorts. Mejor imposible.

Más información: www.skivermont.com

 

Publicado: 23 de febrero, 2012
Reportaje y Fotos: Andrea Sagues - andrea@torontohispano.com

 

De viaje con Andrea

Andrea Sagues

Andrea, a través de su blog, busca compartir sus viajes por Canadá y guiar al viajero en sus próximos destinos. Es periodista de Pontificia Universidad Católica de Chile, actualmente vive en Toronto.

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